este cielo que tocó en suerte es un recorte limitado opresivo a veces pero del que nadie se queja
marca las horas de luz menguadas por la altitud mediana de las montañas que lo envuelven por el
este el Collao señala el tortuoso camino de la ciudad hacia el sur los montes de la Umbría van
ganando altura luego descienden por la Peñarroya y el río allá abajo la morra Balí junto al puente
otra vez sube el monte por la mole altiva del Madroñal perro extendido y adormilado que se funde
en los cerros jóvenes de los Collaícos la sierra del Martés por el poniente como un fondo de pantalla
lejano cruza de nuevo el horizonte busca su norte junto a los retorcidos cuernos del Carcamal que
continúa a contrasol por las Garitas donde languidecen las casas modernas del pueblo en este
recorte azul de cielo las nubes desfilan a distinta altura los chorros de hielo de los aviones los cirros
estirados como plumas los nimbos bajos de algodón blanco el viento invisible el hedor del vertedero
todo el metano de los lixiviados vertidos en el río el tiempo antiguo imperturbable en lo más alto
dos buitres planean lentos un águila cruza sobre el pino solitario vencejos avioncillos estorninos
y gorriones sobre los tejados y también abejarucos recién llegados
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