jueves, 12 de abril de 2018

síntomas

Vivimos en una sociedad enferma. Sin referirme ahora a los grandes y terribles males globales (hambre, desigualdad, guerra, masacres...), en nuestro microcosmos hace tiempo que se detectan preocupantes síntomas de descomposición. Los valores cívicos, por ejemplo. Cosas impensables apenas treinta años atrás, son ahora casi cotidianas. Paseando ayer martes por el parque donde juegan y corren nuestros hijos me encontré el paisaje del aburrimiento devenido vandalismo, restos de una diversión mal entendida, que confunde libertad y libertinaje. Alcohol, gamberrismo, falta absoluta de empatía social, acaso rabia y odio ante un futuro falto de esperanza.







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