"- Pero, bebé, ¿cuándo llegamos a la isla?...Me fatiga estar en este barco, lejos de ti, viendo esos bracitos míos cómo se cansan de tanto darle a los remos. ¡Un beso!
- ¡Loca! Así no llegaremos nunca. Mira si te quiero, que desearía ver a toda esta gente prestándote adoración.
- ¡Loco...nene adorable! Mi amor es ya antiguo. ¿Crees tú que sólo te quiero desde la otra noche? Te adoro hace mucho tiempo, mucho... ¡Pero no vaya usted a ponerse por esto orgulloso, señorito mío!
- ¡Loca! ¡Que me haces daño...!
- Te devoraría. Siento impulsos de comerte, mi cielo, mi rey, mi dios...¿Qué me has dado, di, niño mío? ¿Cómo has podido enloquecerme, haciéndome sentir lo que nunca había sentido?"
(Alcira, 1900. Leonora, cantante de ópera y Rafael Brull, diputado)
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