lunes, 21 de octubre de 2019

RESCATADORA (micropoema para concurso García Nieto)

¡Qué fácil has venido
a mi voz, y en qué instante!
El cuaderno mudo sobre la mesa,
poemas como pájaros implumes
ejercitando el vuelo.
Pero has mordido mi boca (¡qué a tiempo!),
han convocado tus manos las mías,
su hermoso molde exacto,
y ha vuelto la palabra bendecida
por tu luz cegadora.
Donde ceniza, voz,
vida donde desahucio.

martes, 15 de octubre de 2019

5 haikus de al-Ándalus (universo Quiñones)



D.E.P. (Descansan En Paz)

Peces cansados,
duermen los nenúfares
en el estanque.

Desvaneciéndose

¿Y la alegría
de los hombres desnudos
y las mujeres?

Mejor no mires, Fernando

Globalizaron
tu mar, el Sur, el aire
de los neumáticos.

De la Isla

Hondo viviste
el cante, a palo seco
la cruz del monje.

De las palabras y lo prohibido

Puro deseo
ardiendo, memorándum,
jazmín y mano.

camino real de gandía, cerca de montaverner (un poco de aire)


lunes, 14 de octubre de 2019

mar a las 5 de la tarde



miro sin palabras
los elementos ordenados
del paisaje
rumor de olas
gritos de madre
imperativa
piedras
multitud de piedras
donde el agua
rompe salada

cinco o seis barcos
sobre la línea
del horizonte

sol sobre mis hombros
sin palabras
no hay frase
pensamiento
juicio
eso es
miro
y no juzgo
sólo siento

boyas amarillas
flotando

por la derecha
Montgó se desdibuja
y Cullera
por el otro lado
las grúas del puerto
como un mecano
contenedores apilados
de colores
mástiles blancos
sobre la dársena

piedras
arena color de piedra
pedazos naranja
de ladrillo pulido
añicos de vidrio
verde azul ámbar

blanca alfombra
de espuma las olas
sobre la orilla

arde el cuello
bajo el sol

un avión se levanta
hacia las islas
treinta minutos
lejanas
otro vendrá luego
que mantenga
el equilibrio

este ruido
de agua rota
es bálsamo
que paraliza

no hay gaviotas hoy
(será la hora)

hipnótica
partida del paquebote
remolcado
MSC
dueño
de los siete océanos
del mundo

(sigo buscando
la piedra esférica
y blanca)

miércoles, 9 de octubre de 2019

inadvertidamente

INADVERTIDAMENTE

Veinticinco años más tarde
no recuerdas el eco de su voz,
su orgullo cuando te miraba tras los cristales
correctores de sus gafas.

Nunca supiste de sus temores,
su incertidumbre que disfrazaba de certeza,
nada sabías de su fragilidad,
de sus arrebatos,
de sus lágrimas insospechadas.

Apenas un esbozo su sonrisa suspendida
en el aire, su talante de hombre bueno,
el aroma mentolado y dulce después del afeitado,
olvidada ya la distancia que imponía en vano,
su cercanía.

La vida lo llevó lejos demasiado pronto,
donde el silencio,
desvanecido como las fotografías amarillas
de los bisabuelos que reviven cuando los nombras,
-la eternidad es hablar de ellos-.

Pero sabes bien que los recuerdos sólo tergiversan,
la memoria deviene relato idealizado,
congelados daguerrotipos en el tiempo,
cada vez más ausencia,
destilándose.

Pero entonces no,
entonces estaba allí,
siempre estuvo allí, a tu lado,
inadvertidamente,
como la sombra fresca de un árbol,
como en el firmamento la luna nueva.

Y todo era bastante.