Buscaba un apellido imaginativo y cómplice para contrarrestar la solemnidad del inicialmente lacónico MAPAMUNDI, cuando, jugando, jugando, di con esta polisémica palabra: MUNDILLO. Su cuarta acepción me venía al pelo como metáfora para definir el qué y el porqué de este blog, la de almohadilla en la que iré clavando con alfileres imágenes y textos que conforman mi volátil mapamundi.
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