lunes, 7 de mayo de 2018

vida de perros: la buena vida





Son de la familia. Si se pregunta a sus dueños, contestarán que incluso se les quiere más que a algunos miembros de la especie humana. La agresividad de la vida moderna, la soledad y la falta de calor de las sociedades civilizadas han convertido en seres humanizados a estos cuatro-patas. También ayudó a ello la peligrosa "disneylización" de los animales, capaces de hablar y llenos de buenos sentimientos, dibujados en las pantallas. Hay niños que, en una edad temprana, se preguntan si salvarían antes a un anciano o a un cachorrito, si tuvieran en sus manos la potestad de esta drástica alternativa. Lo que está claro es que depositamos en ellos nuestras carencias afectivas, convirtiendo el antiguo vínculo muchas veces en relaciones patológicas y enfermizas. Hay gente (lo he visto en una entrevista en la televisión) capaz de dedicar más de 500 euros cada mes en el apartado de peluquería canina, invirtiendo en indispensables champús de tres clases, mascarillas y masajes... Mientras tanto, y en paralelo, aumenta la insolidaridad con las personas necesitadas, devenidas, en este trastocado primer mundo, en poco menos que una raza inferior y fea. Ya nadie adopta un pobre, es mucho mejor salvar a los podencos o gastarse los ahorros en un perro de presa que haga juego con los tatuajes...